Desde hace 10 años en Comayagua el Apostolado del Oratorio está presente. Con facilidad y prontitud el grupo de participantes de este apostolado organizaron la visita del heraldo sacerdote, el P. Javier Pérez E.P.
Como preparación al próximo Año de la Fe, trecientas personas convivieron por un día con la Virgen. Charlas, Santo Rosario, exposición del Santísimo y Santa Misa fueron suficientes para llenar la agenda del Día con María. Como resultado, una semana después fue necesario un retiro para satisfacer la sed espiritual de los participantes.
Para evitar una santa envidia, la misma agenda se repitió en Siguatepeque. Para gloria de Dios, la comunidad no se quedó atrás. También más de trecientos participantes del Apostolado del Oratorio compartieron al píe de la Virgen una bendecida jornada. Con la ayuda de presbíteros de la localidad se pudo atender en confesión una larga fila de penitentes, pues muchos de ellos no pretendían regresar a su hogar sin tal sacramental beneficio. El retiro posterior fue de rigor también.
Otros lugares se sumaron a la agenda misionera. Por ejemplo, aunque corta en tiempo, la visita a la Parroquia de San Pablo fue muy intensa. Nadie quería moverse del lugar.
En Agua Dulcita la capilla estaba a reventar. Sumándose a cuatro existentes, fueron bendecidos y enviados tres Oratorios más. La alegría marcó mucho esta comunidad rural.
Como es de suponer algún atraso debía suceder. Pese a la angustia de misioneros y organizadores, el entusiasmo popular superó el horario tardío en la distante y humilde comunidad de Palo Pintado. Incluso, para satisfacer la ávido apetito religioso de los asistentes, el heraldo sacerdote tuvo que improvisar una charla al final de la solemne misa.