Han vivido muchos años, aún así nos enseñan a saber esperar con alegría todo lo que hay de importante en esta vida.
Así recibieron los ancianos del Asilo Santo Domingo a la Virgen. Cuales dóciles niños, esperaban alineados en el patio atentos nuestro ingreso. Seguidamente se procedió a hacer una pequeña reflexión y luego al rezo de una decena del Santo Rosario. Después de acompañar cantos a la Virgen, se les hizo entrega de una pequeña refacción.
Es impresionante ver como en medio de la soledad y de la impotencia permanece la fe y la esperanza, un digno ejemplo para cada uno de nosotros.