Según el delicado relato que nos llega de la Comisión de Oratorios de El Salvador, la reunión de perseverancia con coordinadores en Tejutepeque, departamento de Cabañas, es típica para ilustrar el buen perfil del coordinador de Oratorios en cuanto apóstol mariano.
Es natural que las fatigas del día a día puedan mermar las energías en un coordinador del Oratorio, ni hablar de los demás participantes que lo reciben.
Como en cualquier persona, la perseverancia es lo más importante. Esta perseverancia tiene su cimiento en la fe, esperanza y caridad que de forma especial debe consumir el alma de todo apostolado.
El apóstol, a pesar de la aridez o prueba, debe ser un hombre de certezas. Él tiene plena certeza que la Providencia pone lo mejor para hacer germinar la siembra. Certeza de que un espíritu sacrificado abona las almas. Certeza de no soltarse del Santo Rosario que nos amarra a la Virgen y da la victoria. Certeza de que ser coordinador es un compromiso con la Virgen.