Peregrinación anual a la Tumba del Santo Hermano Pedro, Antigua Guatemala

El pasado Domingo 25 de Agosto, se llevó a cabo la Peregrinación anual en la Antigua Guatemala, del Apostolado del Oratorio, a la Tumba del Santo Hermano Pedro.

Se contó con la participación de los Oratorios, tanto de la ciudad Capital como del interior del País, Terciarios, cooperadores y de vecinos del lugar. La procesión finalizó en la Iglesia de San Francisco, donde se encuentran los restos del Santo Hermano Pedro de Betancourt; Fuimos recibidos por el Padre Atilio párroco del Lugar , quien en compañía del Padre Alvaro Mejilla de los Heraldos del Evangelio, oficiaron La Santa Misa.

Un Día con María, en Comayagua, Honduras

El pasado domingo 25 de agosto el Salón de Actos de la Escuela Manuel Andara se vio desbordado de alegría y animación.

Las familias que participan del Apostolado del Oratorio María Reina de los Corazones, promovido por los Heraldos del Evangelio, tuvieron la dicha de reunirse en torno a la Imagen Peregrina del Inmaculado Corazón de María, llegada desde Guatemala para presidir el evento “Un Día con María”.

Venidos desde los más diversos barrios de la ciudad de Comayagua y de lugares periféricos, como Las Lajas, Flores y otros, se vieron muy motivados a perseverar en la devoción a la Santísima Virgen, crecer en el deseo de imitarla como ejemplo de fe, y de igual manera ser verdaderos misioneros junto a los hermanos, reflejando en sus vidas y compromisos las virtudes necesarias para entrar por la puerta estrecha.

Además del rezo del santo Rosario en conjunto, utilizando modernos medios visuales se impartieron charlas de formación.

La Misa de clausura fue celebrada por el P. Javier Pérez, EP, Secretario para Centroamérica del Apostolado del Oratorio.

En la Parroquia de San José, El Espino 19 primeros Oratorios

Comenzamos la jornada a tempranas horas del día (5:15 a.m.) dirigiéndonos muy ansiosos hacia la ciudad de San José, para la entrega masiva de 19 Oratorios.

Nos hicimos presentes en la Parroquia San José a las 6:10 a.m. bajo una persistente lluvia, y a pesar de esto, vimos bastante gente caminando hacia la parroquia, quienes asistirían a las actividades a las que el P. John Freddy Caro, párroco de San José, en el Departamento de Cuscatlán, diócesis de San Salvador, había invitado. Nos pudimos dar cuenta que ya el templo estaba totalmente lleno, unos 1200 feligreses.

La procesión tuvo que ser cancelada por la lluvia por lo que el Padre anunció que la imagen de nuestra Santísima Madre, estaría haciendo su entrada triunfal en unos momentos. Él estuvo de principio a fin muy involucrado en toda la actividad.  Los Oratorios fueron dispuestos en una mesa al pie del altar y por ser una cantidad bastante grande, la escena fue bastante impactante y la cual los asistentes difícilmente podrán olvidar. La entrada de nuestra Señora a la iglesia fue en un cortejo muy solemne con muchísimos aplausos para la Reina de las Vírgenes y quien fue llevada hasta el altar, donde la coronación estuvo a cargo del P. Caro.

En la homilía, el Padre hizo una excelente presentación del Apostolado, enfatizó la importancia de María Santísima en la Iglesia, la veneración que merece y agregó “no es una devoción a un Santito para que nos haga un favor”, luego hizo una analogía muy interesante comparando el sol y la luna a Nuestro Señor y la Virgen María, la importancia de ambos astros.  Al terminar, se hizo la bendición de los Oratorios y el envío.

Al finalizar la Santa Misa, el Padre nos invitó a un pequeño convivio y muy interesadamente preguntaba, por qué diferentes vestimentas siendo todos Heraldos del Evangelio (Orden II, niñas consagradas y Cooperadores). Estaba muy impresionado ver la uniformidad que vio en el cortejo. Textualmente dijo: “impresionante ver a estas jovencitas moverse como a una sola, despacio, si perder el paso… Impresionante”.

Nos retiramos de la parroquia satisfechos del resultado de la jornada, el P. Caro, en misa había agradecido el apoyo que los Heraldos a través del Apostolado les brinda a los párrocos, pero lo reiteró al despedirse y darnos la bendición, iniciamos el retorno.