Compartiendo en el Asilo Santo Domingo, Guatemala

Han vivido muchos años, aún así nos enseñan a saber esperar con alegría todo lo que hay de importante en esta vida.

Así recibieron los ancianos del Asilo Santo Domingo a la Virgen. Cuales dóciles niños, esperaban alineados en el patio atentos nuestro ingreso. Seguidamente se procedió a hacer una pequeña reflexión y luego al rezo de una decena del Santo Rosario. Después de acompañar cantos a la Virgen, se les hizo entrega de una pequeña refacción.

Es impresionante ver como en medio de la soledad y de la impotencia permanece la fe y la esperanza, un digno ejemplo para cada uno de nosotros.

Encuentro parroquial con coordinadores del Oratorio, Ilobasco, El Salvador


Como parte de la asistencia y seguimiento a los coordinadores de cada Oratorio, fue marcado un encuentro de animación para los responsables locales en la Parroquia de Nuestra Señora de los Desamparados, Ilobasco.

Acompañados del vicario, el Pbro. Daniel Escobar, como marco para todos estos actos, el Santo Rosario no pudo faltar. La mediación fue acto seguido.

María en el Hospital San Juan de Dios, Guatemala

Es claro que en un ambiente de dolor y tristeza, como en los hospitales, los semblantes que irradian preocupación son ostensivos. Vemos que el equipo médico con determinación hace todo lo posible, pero lo restante, lo imposible, se le deja a la voluntad de Dios.

Según la agenda del Comité de Hospitales le llegó el turno al gran Hospital San Juan de Dios. En efecto, la Virgen María fue llevada por los corredores del sanatorio, comenzando por el quirófano de mujeres. Por los pasillos, al paso de la Virgen, muchos semblantes cambiaron y la esperanza era encontrada.

Viendo el lugar, recordando tantos otros similares, con cuanta razón desde tiempos lejanos los cristianos rezan en la Salve: “en este valle de lágrimas”. Para aquellos que abren su corazón, esas lágrimas son endulzadas por la “Oh Dulce siempre Virgen María”.

Visita a la Unidad de Cardiología, Guatemala


Nuevamente vemos los valiosos esfuerzos de la Comisión de Hospitales compuesta por cooperadores de los Heraldos del Evangelio en Guatemala.

Presentamos algunas imágenes en la oportuna visita a la Unidad de Cardiología (UNICAR) precedida por el Oratorio de la Virgen.

No resta comentar cuan invaluable para la salud del alma es el consuelo y gracia otorgado por Dios. Se podría decir que la mayor misericordia para los pobres y apenados en esta tierra siempre la otorga el cielo, sobre todo por manos de María Santísima, mediadora y consuelo del hombre.